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Toxina Botulínica y su efecto antidepresivo

RESUMEN

Objetivos: Determinar si la toxina botulínica tipo A inyectada en los músculos del tercio superior de la cara tiene un efecto antidepresivo en pacientes diagnosticados con depresión.

Material y Método: Se consideran para esta revisión estudios que busquen relación entre la toxina botulínica tipo A y su efecto antidepresivo.

Resultados: Todos los estudios analizados concluyen que los músculos de la mímica facial presentan retroalimentación positiva con el cerebro. Y que potencian los estados de ánimo.

Conclusiones: La toxina botulínica al ser aplicada en el músculo corrugador y procerus, tienen un efecto antidepresivo.

INTRODUCCIÓN

Depresión y Toxina botulínica, últimamente dos términos que se nombran juntos, esto porque algunos estudios recientes publicados en la “Journal Psychiatric Research” y otras revistas científicas de alto impacto muestran que el tratamiento con toxina botulínica podría tratar la depresión.

En Chile, la depresión es definida por el Ministerio de Salud como una alteración patológica del estado de ánimo, caracterizada por un descenso del humor que termina en tristeza, acompañado de diversos síntomas y signos que persisten por a lo menos 2 semanas. (2)

La prevalencia en Chile de los trastornos mentales es del 36% y de la depresión mayor (9,0%).

Por otra parte se debe destacar que la inyección de toxina botulínica para el tratamiento de las arrugas faciales es el procedimiento estético realizado con más frecuencia tanto en Chile como en el resto del mundo. El tratamiento de las arrugas del entrecejo, patas de gallo, y las líneas horizontales de la frente, ofrece resultados predecibles, tiene pocos efectos adversos, y se asocia con una alta satisfacción del paciente. Las arrugas se forman por la atrofia dérmica y la contracción de la musculatura facial repetitivo subyacente. La toxina botulínica es una neurotoxina potente que inhibe la liberación de acetilcolina en la unión neuromuscular. La inyección de pequeñas cantidades de toxina botulínica en los músculos hiperactivos específicos provoca relajación muscular que suaviza la piel suprayacente y reduce las arrugas. Los efectos de toxina botulínica toman alrededor de dos semanas para desarrollarse plenamente y duran entre tres a cuatro meses. (3)

MATERIAL Y MÉTODOS

Charles Darwin (1872) y William James (1890) propusieron una nueva teoría de la emoción: que las expresiones faciales alimentan la información al cerebro, lo que influye en las emociones positiva o negativamente. Posteriormente múltiples estudios han confirmado los aspectos de esta llamada "hipótesis de retroalimentación facial" (Strack et al., 1988; Adelmann y Zajonc, 1989;. Larsen et al, 1992). Por ejemplo, la contracción voluntaria de los músculos de la cara en una sonrisa o un ceño fruncido puede inducir sentimientos de felicidad o tristeza, respectivamente (4).

Las expresiones faciales de las emociones negativas como el miedo, la tristeza y la ira, todos implican la contracción de los músculos corrugadores (Ekman, 2007). Varias líneas de evidencia implican específicamente los músculos corrugadores en la depresión. (4)

La inyección de toxina botulínica de los músculos bloquea de manera reversible la liberación acetilcolina a partir de axones neuronales en la sinapsis, la inhibición de la transmisión neuromuscular (Burgen et al., 1949).

La idea de que el tratamiento de las arrugas con toxina botulínica podría mejorar el estado de ánimo de los pacientes deprimidos puede parecer descabellado. Sin embargo, la justificación de este tratamiento se basa en la teoría de la retroalimentación facial, que es un siglo de antigüedad. Se sugiere que cuando la gente hace expresiones faciales existe retroalimentación de los músculos de la cara que puede modular la experiencia subjetiva de la emoción. (5)

El Botox® de Allergan es un subtipo distinto de la toxina botulínica, y fue el primer subtipo de toxina botulínica que fue aprobado por la FDA para el tratamiento de líneas de expresión. El Botox® es ahora una de las varias toxinas botulínicas que están disponibles comercialmente. La inyección de Botox® en los corrugadores y músculos procerus (entre las cejas) inhibe el ceño fruncido durante unos tres meses (Carruthers y Carruthers, 1992) y proporciona un método para la inhibición específica y reversible expresiones faciales del entrecejo. Si la hipótesis de retroalimentación facial es correcta y, en concreto, si la actividad del músculo corrugador es capaz de propagar o mejorar sentimientos de tristeza o depresión, que la hipótesis de que las inyecciones de Botox® en estos músculos deben tener propiedades antidepresivas.

Bajo esta idea, un estudio realizado por Finzi y Wasserman publicado por la Journal of Phychiatric Research, consideró una muestra de 74 pacientes diagnosticados con depresión mayor para un análisis en el que inyectaron a 33 pacientes con Toxina botulínica tipo A, del laboratorio de Allergan y a 41 pacientes con Suero fisiológico al 0,9% en los músculos corrugadores y Procerus, estudio que demostró que aquellos pacientes tratados con toxina botulínica tipo A disminuían sus estados depresivos considerablemente versus aquellos pacientes del grupo placebo (los tratados con suero fisiológico al 0,9%). (5)

Por lo tanto se concluye en este estudio que el Botox® inyectado en los músculos corrugadores y procerus actúan como antidepresivos por limitar la retroalimentación existente entre los músculos y el cerebro.

En las últimas 3 décadas la investigación ha demostrado el fenómeno y proporcionado una idea sobre su mecanismo y consecuencias. Ekman y colaboradores estudiaron una variedad de medidas de actividad del sistema nervioso autónomo en adultos sanos cuando reviven del pasado experiencias emocionales y se les pidió activar los músculos faciales, uno por uno, para crear diferentes expresiones emocionales. Hubo cambios en el patrón de actividad autonómica, en respuesta tanto a la formación de expresiones y revivir experiencias emocionales del pasado, que eran emoción específica. Este estudio ayudó a establecer que la formación de las expresiones faciales podría proporcionar emoción específica retroalimentando al sistema nervioso.

Strack y colaboradores, estudiaron si la retroalimentación facial podría influir en la percepción de la emoción. Se pidió a los participantes a sostener un bolígrafo con sus labios solamente, o sólo con los dientes. La justificación del sostener una pluma en sus labios era que esta "sería compatible con la contracción del cigomático mayor o los músculos risorio que se utilizan durante la sonrisa", mientras sostiene una pluma en sus dientes "contractarían principalmente" los mismos músculos que forman parte de la sonrisa. Esto es consistente con la idea de que la activación de los músculos asociados con la sonrisa alimentaría hacia atrás para mejorar las emociones positivas. (6)

Larsen y Colaboradores tendieron este enfoque a una expresión negativa. Para llevar a los participantes a surcar sus cejas sin pedir que lo hagan, se les puso 2 tees de golf en las cejas de los participantes, justo por encima de la esquina interior de cada ojo. Les pidieron a tocar las puntas de los tees de golf, o para mantenerlos aparte lo más quieto posible, como parte de un experimento de la atención dividida. Al tocar las puntas implicaría la contratación de los músculos corrugadores, que causan los surcos del entrecejo, lo que resulta en una expresión triste. Y en consecuencia frunciendo causaron una disminución de estado de ánimo(7). Teniendo en cuenta que determinados músculos faciales pueden alterar las percepciones de estado de ánimo, así como fruncir el ceño puede disminuir el estado de ánimo, la siguiente pregunta pertinente es si los músculos faciales paralizantes pueden prevenir los efectos sobre el estado de ánimo. (5)

Varios estudios han abordado esta cuestión y han dado resultados que sugiere que las inyecciones de toxina botulínica pueden alterar las respuestas emocionales (9, 10).

CONCLUSIONES

  • Existe retroalimentación positiva entre los músculos de la mímica facial y el cerebro, esto significa que al contraer ciertos músculos que nos permiten expresar tristeza, el cerebro procesa la información de esta contracción como verdadera tristeza y potencia este sentimiento en la persona.

  • La toxina botulínica al ser aplicada en el músculo corrugador y procerus, tiene un efecto antidepresivo por evitar la contracción de estos músculos.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  1. Michelle Magid et cols. “Treatment of Major Depressive Disorder Using Botulinum Toxin A: A 24-Week Randomized, Double-Blind, Placebo-Controlled Study” J Clin Psychiatry 2014;75(8):837-844

  2. Alberto Minoletti y Alessandra Zaccaria. “Plan Nacional de Salud Mental en Chile: 10 años de experiencia. Rev Panam Salud Publica/Pan Am J Public Health 18(4/5), 2005

  3. Rebecca Small “Botulinum Toxin Injection for Facial Wrinkles, University of California, San Francisco, California, USA.

  4. American Psychiatric Association. The diagnostic and statistical manual of mental disorders, DSM IV; 1994.

  5. Simon N. Young, PhD “Single treatments that have lasting effects: some thoughts on the antidepressant effects of ketamine and botulinum toxin and the anxiolytic effect of psilocybin” From the Department of Psychiatry, McGill University, Montréal, Quebec.

  6. Strack F, Martin LL, Stepper S. Inhibiting and facilitating condi- tions of the human smile: a nonobtrusive test of the facial feedback hypothesis. J Pers Soc Psychol 1988;54:768-77.

  7. Larsen RJ, Kasimatis M, Frey K. Facilitating the furrowed brow: an unobtrusive test of the facial feedback hypothesis applied to un- pleasant affect. Cogn Emot 1992;6:321-38.

  8. Lewis MB, Bowler PJ. Botulinum toxin cosmetic therapy correlates with a more positive mood. J Cosmet Dermatol 2009;8:24-6. 


  9. Davis JI, Senghas A, Brandt F, et al. The effects of BOTOX injec- tions on emotional experience. Emotion 2010;10:433-40.

  10. Hennenlotter A, Dresel C, Castrop F, et al. The link between facial 
feedback and neural activity within central circuitries of emo- tion — new insights from botulinum toxin-induced denervation of frown muscles. Cereb Cortex 2009;19:537-42.

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